
Los trabajadores en México no constituyen una clase social para su propia defensa, sino que se han convertido en un apéndice de la minúscula clase financiera empresarial y trasnacional que se ha enseñoreado del país desde hace 30 años. Y por si fuera poco, ahora quiere regresar al poder político con La Fuerza de México, el PRI y su novel candidato, EPN.
Las grandes centrales obreras que constituyen el sector obrero del PRI son las que aceptan los incrementos miserables a los salarios cada año, desde luego, siempre a favor del capital globalizado. Dicen que lo aceptan así para favorecer la productividad y el empleo. Se entiende que entre menos gasto en salario habría más puestos de trabajo para los cada vez más pobres asalariados. Esa es la férrea defensa de clase que se practica en México. En tanto, los magnates vende-patrias y sus jefes gringos o europeos amasan insultantes fortunas, al grado de que tenemos en dudoso honor de compartir patria con el hombre más rico del mundo, Carlos Slim.
Así las cosas, no es de extrañar que México sea el país de América Latina con el menor aumento salarial. Es fácil aceptar que sólo después de Colombia y Nicaragua, donde los salarios se estancaron, México registró el peor desempeño en la región, con un incremento menor a uno por ciento en el ingreso de los trabajadores. Lo chocante es que se divulga como si fuese noticia.
En el tercer trimestre de 2011 los salarios reales en el sector formal mostraron en general aumentos pequeños, que en el caso mexicano fue de sólo 0.8 por ciento. Sin reconocer que el sistema económico está acondicionado para favorecer la ganancia, se dice que esta situación se debe a las difíciles condiciones económicas, la volatilidad financiera que priva en el mundo y las bajas expectativas de que mejore el panorama.
Si no fuera tan grave la miseria en que se vive, sería motivo de risa la explicación que dan los voceros del sistema capitalista. En efecto, dicen, se prevé un bajo crecimiento de la economía mundial, con lo cual se mantendrían los procesos de desaceleración de la economía regional y la tasa de crecimiento financiero bajaría nuevamente a 3.7 por ciento. Sin embargo, no puede descartarse un escenario más desfavorable, en el cual una crisis profunda en la zona euro incidiría negativamente en los mercados mundiales, lo que afectaría, tanto por los canales reales como financieros, las perspectivas económicas de la región. Acaso no saben que los pobres no compran porque carecen de dinero y que las fábricas paran porque no hay quien compre. Sí, claro que lo saben, pero han inventado toda esa palabrería para ocultar la verdad.
Para documentar nuestro optimismo, en memoria de Monsiváis, recordemos que la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, liderada por el sector obrero del PRI, determinó un aumento de 2.63 pesos para 2012, equivalente a 4.2 por ciento en la percepción mínima que tiene un trabajador en el país. También es de destacarse que el promedio general de alza contractual obtenido en las revisiones de 2011 fue de 4.69 por ciento en empresas públicas y de 4.52 para industrias del sector privado, incluidos los sindicatos mal llamados independientes. Hay que recordar que para determinar el salario real de los trabajadores es necesario restar a ese porcentaje el impacto provocado por la inflación en el poder adquisitivo de los trabajadores.
No obstante, es válido preguntarse si podríamos estar mejor. La respuesta es sí. Veamos lo que dice la Cepal, que en su reciente informe muestra la evolución salarial de 11 países de la región durante 2011, con Argentina a la cabeza en el aumento en las remuneraciones de los trabajadores, con un incremento de 20 por ciento. Muy lejos se ubicó Costa Rica, con un repunte de 4.5 por ciento. Le siguió Uruguay, donde fue de 4.3. En Venezuela fue de 3 y en Chile de 2.5. En Brasil las percepciones fueron mejoradas 1.26 puntos porcentuales, mientras las de Paraguay crecieron 2.13.
En sentido contrario, las naciones con peor desempeño en ingresos laborales fueron Panamá, donde se registró una contracción de 1.8 por ciento; Nicaragua, 0.2; Colombia, donde los salarios quedaron estancados, y México, donde tuvieron un alza mínima de 0.8.
Si se trata del mismo sistema mundial, global, ¿por qué los argentinos están mejor en salarios? Eso traté de explicar arriba. Seguro, de allá es el Che. Para mayor coraje de los machistas, en ese país gobierna una Mujer de muchos ovarios.
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